Hace muy poco saltó la noticia de que Jóker había conseguido el hito de ser la película para adultos más taquillera de la historia, superando los 783 millones de dólares cosechados en su día por “Deadpool”.
El film de Todd Phillips se ha convertido en todo un fenómeno de masas, poniendo de moda el traje de su protagonista para Halloween y hasta las famosas escaleras cercanas a la casa de Arthur, situadas en el Bronx, donde numerosos turistas pugnan cada día por hacerse una foto. Pero el éxito de esta película no es casual. Si no has visto este largometraje, CUIDADO, no sigas leyendo, ya que a partir de aquí este artículo contiene SPOILERS.
Y es que si fuiste al cine pensando que ibas a ver “la típica película de superhéroes”, a día de hoy sabes que te equivocaste. Pero lo hiciste en el planteamiento, no en el fondo, porque Jóker es una película con mucho mensaje y seguramente consiguió tocarte la fibra. ¿Al salir del cine te hizo pensar? ¿Te planteaste muchas preguntas? Yo sí. Junto a «Jojo Rabbit», de Taika Waititi, películas ambas triunfadoras estadounidenses del año y con fuerte carga moral.
Reflexión sobre la sociedad en Jóker
Creo que la principal enseñanza que se puede sacar de la película es que vivimos en una sociedad corrupta, que es capaz de crear monstruos con suma facilidad. Y eso, da miedo. Nos
adentramos en la ficción, en la ciudad de Gotham, pero se nos queda la cara blanca con cada situación, con cada escena de la película, pensando que algunas de ellas podrían ser perfectamente acciones cotidianas en las ciudades en las que vivimos.

Una paliza gratuita a un hombre que está trabajando en la calle por un sueldo ridículo, un jefe que no confía en absoluto en su empleado (me encanta la escena donde se carga la máquina
de fichar), un compañero de trabajo que te tiende una trampa en su propio beneficio, una historia de amor seguramente imposible, una mujer en un autobús que mira con recelo y habla de manera dañina, una persona con problemas que es dada de lado por la sociedad, que se ríe de él, y por el sistema, que suprime ayudas y cuidados. Y es que todos tendemos a actuar de maneras muy distintas cuando tenemos miedo, cuando vemos algo diferente. Pero todo suma, todo hace poso en el fondo de un ser. No olvidemos que pese a nuestras rarezas o problemas,
somos ante todo personas.
Joaquin Phoenix en Jóker
Pese a que la película puede resultar densa en algunos tramos, la actuación de Joaquin Phoenix es colosal, hasta tal punto de estar llamando con fuerza a la puerta de los Oscar 2020. Se exploran temas muy duros como la enfermedad mental, los abusos sexuales, el abandono (supuesto) de un padre millonario a un hijo no deseado. La combinación de todos ellos, junto con sus propias vivencias, hace que nazca el Jóker, dentro de Arthur Fleck. Un personaje con mucho recorrido, pero con criterio. Brutal la escena con su ex compañero de trabajo enano (Gary), al que deja escapar con vida: “Puedes irte, tú siempre me trataste bien”. También el cliffhanger final en el programa de TV de Murray Franklin (Robert de Niro), quien en principio solo pretendía reírse de él y … ¡BANG! Ya sabéis como acaba.
“Las personas solo gritan y gritan las unas a las otras. Ya nadie es civilizado. Nadie piensa cómo es ser ‘el otro’ chico”. A veces pienso que continuamente se están creando “JOKER” en potencia. A la vuelta de la esquina está el conflicto en Catalunya, sin ir más lejos. Nunca justificaré la violencia o el miedo como método de expresión, ni siquiera si pudiese pensar en alguna ocasión que fuese merecido. Pero la deshumanización de nuestra sociedad está ahí, y todos formamos parte de ello. Pensadlo. ¿Quién no ha dejado asomar a su “JOKER” interno en sus pensamientos? Huyo del final, del mensaje antisistema de la película, pero en muchos aspectos no le falta razón. Como pasaba en “V de Vendetta”. Como pasaba en “Fight Club”. A veces, tienen que abrirte los ojos, abrirte la mente y pensar en que no queremos llegar a eso.
La empatía está en desuso, yo intentaré empezar a ponerla más en práctica.