El pasado 26 de marzo se estrenaba en Netflix la serie Unorthodox, una miniserie de cuatro episodios de unos cincuenta minutos de duración cada uno que ya se ha ganado entrar en el top 10 de lo más visto de la plataforma.
La serie es una libre adaptación de la autobiografía de Devorah Feldman, Unorthodox: The scandalous rejection of my Hasidic Roots, publicada con gran éxito en el New York Times, donde ella cuenta cómo escapó de la estricta comunidad Satmar, una de las ramas más ultraconservadoras del judaísmo jasídico.
En esta rama, las mujeres tienen totalmente prohibido ir a la universidad y deben vestir con recato y nunca mostrar su cabello, mientas que los hombres visten con ropa del siglo XIX de Europa del Este, con abrigos largos y sombreros negros y el único idioma permitido es el Yiddish.
Argumento. Feminismo o seguir atrapada
La serie arranca cuanto Etsy, la joven protagonista de 19 años y miembro de la comunidad ultraortodoxa de Williamsburg en Brooklyn se prepara para coger un avión rumbo a Berlín, donde vive su madre. Huye desesperada de un matrimonio pactado y de unas normas estrictas y controladoras.
A partir de aquí hay una doble narración, por una parte nos mostrarán la vida de Etsy en Brooklyn dentro de su comunidad, su relación con sus abuelos, su boda y los primeros meses de su desastroso matrimonio y por otra su llegada a Berlín, el descubrimiento de un conservatorio de música donde entablará amistad con un grupo de jóvenes y la fría relación que mantiene con su madre. Además Yanky, su marido y Moische, un primo de este, por estricta orden del Rabino, irán tras ella hasta Berlín para tratar encontrarla y llevarla de vuelta a la comunidad.
Crítica. Del miedo a la euforia
Esta serie, escrita por Anna Winger y Alexa Karolinski y dirigida por Maria Schrader, es la historia de superación de una mujer atada a unas estrictas normas religiosas que le impiden realizarse como persona, que aunque parezca una historia de tiempos pasados, por desgracia, sigue ocurriendo en la actualidad.
Está protagonizada por Shira Haas quien, a pesar de sus 19 años, y de una forma magistral, le da al personaje una inocencia infantil que irá perdiendo paulatinamente a medida que avanza la historia y tiene la valentía de romper con su pasado para luchar por un futuro mejor y más acorde a su forma de ver la vida. Evolución que iremos viendo tanto en su sus gestos, su mirada y su comportamiento al relacionarse con otras personas de fuera de su entorno natural, como en su forma de vestir que irá adaptando a pequeños pasos y comienza en el momento que se arranca su peluca y deja ver su cabeza rapada.
Trata con delicadeza y seriedad las cerradas normas étnicas de estas comunidades religiosas ultraconservadoras sin entrar en críticas destructivas, describiendo con minuciosidad su jerarquía machista, sus costumbres, sus ritos y su forma de vestir y de relacionarse, ofreciéndonos escenas emotivas, duras o inspiradoras que no nos dejan indiferentes.
La serie es, en definitiva, otro gran acierto de Netflix, una serie totalmente recomendable y con una lección de vida importante; si se quiere, se puede. No lleva mala racha Netflix basándose en este tipo de ficciones junto a series basadas en hechos reales que aportan tanta humanidad a la plataforma. Si quieres seguir tirando del hilo en aspectos feministas, échale un ojo a Pure, serie de Filmin.
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